Fiesta de la Porciúncula: “Dios mira el corazón que pide ser perdonado”
Durante su homilía en la Fiesta de la Porciúncula que se celebró por primera vez en la Arquidiócesis de Trujillo con la presencia de toda la familia franciscana que trabaja en la Arquidiócesis de Trujillo, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, OFM nos enseña que “la Porciúncula, lugar del encuentro de Dios con los hombres, es casa de oración” y que entre sus antiguas paredes “cada uno puede gustar la dulzura de la oración en compañía de María, la Madre de Jesús”
Lugar, tierra de encuentro
La Iglesia de la Porciúncula se convirtió para San Francisco de Asís en “lugar, tierra de encuentro con Cristo mismo, Palabra Viva de salvación e impulso para la misión”, señaló Mons. Miguel en otro momento de su Homilía; enseñando más adelante que en su experiencia íntima con Dios, mediante la oración; San Francisco de Asís “se sintió lleno de gozo del Espíritu Santo, y fue cerciorado de que se le habían perdonado completamente todos sus pecados”
“Quiero enviarles a todos al paraíso”
Así mismo, Mons. Miguel nos explica que San Francisco “quiso que todos participaran de su experiencia personal de la misericordia de Dios, y pidió y obtuvo la indulgencia plenaria para quienes, arrepentidos y confesados, llegaran como peregrinos a la iglesita, a fin de recibir el perdón de los pecados y la sobreabundancia de la gracia divina”
Es en la pequeña iglesita de la Porciúncula donde San Francisco “pronunció ante todo el pueblo y los obispos: “Quiero enviarles a todos al paraíso” indicó el Arzobispo de Trujillo. Además, indicando que “el paraíso es el misterio de amor que nos une por siempre con Dios para contemplarlo sin fin”
ÉL tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos.
También el Presidente de la CEP, indicó que “Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos.” Y que el perdón de Dios es “pleno y total” a través del cual “nos da la certeza de que, siendo débiles, él tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos.”
Dios mira el corazón que pide ser perdonado.
En otro momento, el Arzobispo de Trujillo nos recuerda que “El perdón de Dios no conoce límites; va más allá de nuestra imaginación y alcanza a quien reconoce, en lo íntimo de su corazón, haberse equivocado y quiere volver a él”
“Dios mira el corazón que pide ser perdonado” Fue la enseñanza final de Mons. Miguel al concluir su Homilía.
Lee su Homilía completa aquí:
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