“No nos olvidemos que detrás del rostro sufriente del ser humano, está el rostro de Cristo”
DOMINGO XIV
En torno al Evangelio del Domingo XIV del Tiempo Ordinario, Mons. Miguel inicia su homilía dominical enseñando que este pasaje evangélico leído es “una joya joánica” incrustada en el Evangelio de Mateo.
Para el Arzobispo de Trujillo «La riqueza teológica combina “bendición” con la grandiosa “oración sacerdotal” con la que Jesús cierra en el Evangelio de Juan el testamento dedicado a sus discípulos en la última noche de su vida terrenal.»
En el Evangelio de hoy “Cristo declara explícitamente la elección de sus verdaderos amigos y compañeros de viaje: los pobres, los sencillos, los excluidos a quienes les revelará, en la intimidad, los secretos de su corazón, los misterios divinos del Padre.”
El hombre finito y el Dios infinito
Además, el también Presidente de la CEP ha dicho que “Jesús agradece al Padre porque del proyecto de salvación que Dios está llevando a cabo en la persona de Cristo, se ha caído el velo para que los pobres y humildes lo puedan contemplar y permanece oculto a los ojos altaneros y llenos de sí mismos.”
Así mismo, Mons. Miguel señaló que «Jesús es el único que “conoce” totalmente a Dios hasta el punto de poseer todo lo que le pertenece a Dios.» Porque “en Cristo hombre y Dios los justos pueden penetrar en el misterio de la deslumbrante luz del Padre.
La oración de Jesús
En otro momento, el Arzobispo de Trujillo nos recuerda que “La relación con Dios ya no se rige por un deber frío o por el terror del juicio; está en cambio, cimentada sobre el amor filial y espontáneo y es por esto mucho más exigente y plena.”
¿Quiénes son los últimos, los pequeños ahora?” Ante esta pregunta, Mons. Miguel responde diciendo que son “los que sufren, los que padecen a causa de las enfermedades, la pandemia, los familiares de los que mueren, por el vacío y el sufrimiento que dejan.” “No nos olvidemos que detrás del rostro sufriente del ser humano, está el rostro de Cristo.” Fue la invitación final de Mons. Miguel al concluir su Homilía Dominical.
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