Monseñor Alfredo Vizcarra subrayó que el Padre celestial mira a todos con una ternura enorme.
Con el consuelo de la presencia de Dios y con la confianza de que Él no deja solo a nadie, aún en las pruebas más difíciles de la vida como la enfermedad, se celebró la santa misa, presidida por Mons. Alfredo Vizcarra Mori, S. J., Arzobispo Metropolitano de Trujillo, por la clausura del Año Jubilar de los Enfermos.
En su homilía el arzobispo predicó que en el dolor y en el sufrimiento todos pueden encontrarse con el Señor y acogerlo, y aclaró que la enfermedad no es un castigo divino, sino que es parte de la condición humana.
El pastor señaló que el límite de las personas se hace más evidente en la enfermedad, la cual “nos pone más cerca de nuestra verdadera condición: no somos superpoderosos, somos limitados”. Invitó a todos a remitirse siempre al Padre celestial, es decir ponerse en sus manos.
“Enfermos o con salud, Él nos mira con una ternura enorme de padre amoroso que quiere que vivamos bien para orar por nosotros y por los demás”, subrayó durante la santa misa concelebrada por algunos sacerdotes de la Arquidiócesis Metropolitana de Trujillo, entre ellos el Rev. P. Nolberto Aguilar Oliva, capellán del Hospital Belén.
Monseñor Vizcarra y los sacerdotes concelebrantes administraron el sacramento de la Unción de los Enfermos durante la sagrada Eucaristía celebrada en la iglesia Belén, uno de los siete templos jubilares de la Arquidiócesis, en el día de la Solemnidad de María, Salud de los Enfermos, el 17 de noviembre.
Trujillo, miércoles 19 de noviembre de 2025



