XII Domingo del Tiempo Ordinario
Domingo 25 de junio
El discípulo “debe continuar su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios”.
Para el Arzobispo de Trujillo citando al profeta Jeremías en su Homilía Dominical, correspondiente al Décimo Segundo del Tiempo Ordinario, nos enseña que la fidelidad a la vocación es una conquista diaria que conoce dudas y crisis, pero el Señor defiende y reivindica sin cesar a quién ha sido encontrado justo “en el corazón y en la mente” (v. 12), quien “le ha confiado a Él su causa” (v. 12), quien es “pobre y tiene la vida entre las manos de los malhechores “(v. 13).
Nos dice que incluso en la experiencia más amarga, surge en el horizonte un rayo de esperanza en el Dios justo. Por tanto, el Señor nos lanza un llamado al compromiso de luchar contra la opresión, la marginación, la injusticia, con la certeza de que el Señor mismo estará cerca “como un leal defensor”
Dios sostiene a su fiel y no lo abandona en la hora oscura del dolor
Afirma Monseñor Miguel que sobre el discípulo de Cristo, vela la tierna y amorosa presencia de Dios que está paternalmente atenta a las pequeñas y frágiles realidades (gorriones, cabellos) y, por lo tanto, a la gran realidad preciosa de su colaborador e hijo.
Para quien ha dado testimonio con intrépida seguridad incluso frente a los tribunales no resonarán nunca las gélidas palabras que Cristo ha pronunciado en el Sermón de la Montaña: “Nunca los he conocido; aléjense de mí, agentes de iniquidad” (Mt 7,23)
“Hermanos, (as) El cristiano debe examinarse ininterrumpidamente sobre las dos líneas fundamentales de su especificidad: la fe radical en Dios Padre y la solidaridad con el destino de Cristo crucificado. De esta doble relación vital deriva la libertad de los discípulos frente a los miedos y los chantajes humanos, y el compromiso incondicional con el Evangelio.” Fue la invitación final de Mons. Miguel.
Trujillo fue elevada a la categoría de Arquidiócesis por el Papa Pío XII, el 23 de mayo de 1943.