Por: Óscar Elizalde Prada. Prensa Celam. A partir del martes 18 de mayo y hasta el viernes 21, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebra su 38ª. Asamblea General que, por primera vez, reunirá a los Presidentes y delegados de las Conferencias Episcopales del continente a través de una plataforma digital, si bien un pequeño grupo participará de manera presencial desde la ciudad de Trujillo, en Perú, donde el Presidente del CELAM, Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, es su arzobispo.

Monseñor Cabrejos espera que esta histórica Asamblea sea “muy reflexiva y participativa”, a fin de ahondar en la compleja realidad que atraviesa el continente, “sumamente afectado por la pandemia del Covid-19”.

De igual forma, el Presidente del CELAM confía que la propuesta de renovación y reestructuración el organismo episcopal, que será presentada durante la Asamblea, respondiendo al ‘Mandado de Tegucigalpa’, “cuente con el visto bueno de los obispos asambleístas” y permita afianzar el camino sinodal que viene transitando el CELAM.

En camino de renovación y reestructruración
Mañana inicia la 38ª Asamblea General del CELAM. ¿Cuáles son sus expectativas como Presidente del CELAM para este espacio de encuentro, diálogo y deliberación?

Una primera expectativa es que sea una Asamblea muy reflexiva y participativa, dada la situación actual de América Latina y El Caribe y del Mundo, sumamente afectados por la pandemia del Covid-19 que azota a nuestra región.

Hemos preparado muy cuidadosamente la Asamblea y previamente a ella hemos desarrollado una amplia consulta, sobre todo virtual, de la propuesta de reestructuración y renovación que la Presidencia del CELAM presenta.

Tengo la expectativa que la propuesta que estamos presentando cuente con el visto bueno de los obispos asambleístas para continuar con el proceso de renovación y reestructuración del CELAM en espíritu de comunión, colegialidad y sinodalidad. Que al final de la Asamblea podamos tener buenas conclusiones y buenos mensajes al Santo Padre, a las Conferencias Episcopales y al Pueblo de Dios que peregrina en tierras latinoamericanas y caribeñas, inspirándonos en los cuatro sueños de la Exhortación ‘Querida Amazonía’: social, cultural, ecológico y eclesial que son la base de la reestructuración y renovación.

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Un proceso participativo y enriquecedor
Desde la Asamblea de Tegucigalpa, el CELAM ha avanzado hacia un proceso de renovación y reestructuración. ¿Qué ha sido lo más significativo del camino que se ha transitado hasta el momento?

Lo más significativo es que hemos partido desde las propios pedidos, sugerencias y propuestas de los obispos, incluso desde antes de la 37ª. Asamblea; hemos asumido plenamente el mandato de la misma y desarrollado un plan de trabajo para la elaboración de la propuesta a partir de la primera reunión que tuvimos en julio de 2019 y luego de la importante consulta que tuvimos con el Papa Francisco en setiembre del mismo año.

Quiero destacar la labor sumamente importante de los Obispos Asesores que constituyeron también un ‘Petit-Comité’ para avanzar más rápidamente; con lo cual realizamos más de 150 reuniones (la mayoría virtuales) de consulta con las conferencias episcopales, con las regiones, así mismo con los dicasterios y de otras instancias de la Santa Sede que nos han dado muy buenas luces y aportaciones que hemos recogido en el Documento de Trabajo.

Podemos decir que hemos seguido un camino sinodal para la elaboración de la propuesta, que se refleja en el diagnóstico y planteamientos del documento de trabajo que estamos presentando. También estamos muy agradecidos a la Consultora y a los expertos que han colaborado, así como a las otras organizaciones latinoamericanas de nuestra Iglesia que vienen participando y nos han dado aportes sumamente importantes, tales como la CLAR, SELACC, así como OSLAM, ODUCAL.

El proceso viene siendo muy participativo y enriquecedor.

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El fortalecimiento de las regiones
¿Qué pasos se han dado con relación al fortalecimiento de las regiones que hacen parte del CELAM como fue solicitado por los obispos en la 37ª Asamblea General?

Hemos buscado tener un diálogo con todas ellas, lo que hemos ido logrando en el camino y para nosotros ha sido una consulta fundamental.

Nos ha inspirado fuertemente la experiencia del SEDAC en Centroamérica (Secretariado Episcopal de América Central) que se crea antes del CELAM y antes del Concilio Vaticano II, para la ayuda mutua solidaria y promover la fraternidad de los episcopados de dicha Región. Han compartido su experiencia y el cómo se sintieron acompañados en períodos de la historia muy duros, sobre todo a finales de los años 70 y 80, con los graves conflictos armados internos, los desastres naturales, pero también en tiempos actuales.

En las reuniones de consulta hemos recogido informaciones claves sobre las dinámicas eclesiales de cada una de las Regiones, dentro de un espíritu de fraternidad y solidaridad, de sinceridad y de apoyo mutuo.

Cada región tiene su propia peculiaridad, lo cual es importante percibir y alentar. Hay regiones como El Caribe por ejemplo, que tienen desafíos en la comunicación en varios idiomas y realidades muy diversas en lo socio-político. Hemos visto la importancia fundamental de la comunicación y el acompañamiento y por ello estamos convencidos que las diversas lenguas que se hablan en la Región no debe limitarnos y el CELAM debe tenerlas muy en cuenta.

Hoy la CEAMA, como Conferencia Eclesial de la Amazonía, también nos desafía en el camino de la sinodalidad y de eclesialidad, lo que se refleja en el importantísimo proceso hacia la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, prevista para noviembre de 2021 en México, para lo cual ya se inició el proceso de escucha y hay todo un equipo de trabajo que la viene preparando.

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Acompañamiento y respaldo a las conferencias episcopales
Finalmente, tras dos años de su elección como Presidente del CELAM, ¿qué ha representado este servicio a la Iglesia latinoamericana y caribeña que, además, ha coincidido con la pandemia por el Covid-19?

Como dice Ud. han sido años muy especiales, no sólo por el encargo de alentar la reestructuración y renovación del CELAM en cumplimiento del mandato de Tegucigalpa sino por la pandemia que antes de cumplir el primer año de nuestra vigencia, nos hizo entrar en el confinamiento sanitario; pero hoy el Covid-19 todavía viene causando estragos en las personas, en la sociedad, en la Iglesia; muchos pastores se contagiaron incluso algunos fallecieron, también sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos en el cumplimiento de su misión.

Hemos tratado de acompañar y respaldar a las conferencias episcopales en sus situaciones, vivencias, propuestas, a través de mensajes de respaldo a los respectivos comunicados y mensajes de las Conferencias Episcopales, para tratar de decirles que estamos cerca de ellos, con ellos y que cuenten con el CELAM.

El CELAM no ha estado paralizado. Por ejemplo:

Desde CEBITEPAL se han priorizado los cursos y diplomados virtuales, lo cual ha permitido una mayor cobertura con calidad. En el año 2020 participaron màs de 4,000 alumnos.
El Centro de Gestión del Conocimiento ha elaborado importantes documentos, entre ellos “La Cuestión Social bajo el Covid-19”
El Centro para la Comunicación viene realizando las comunicaciones virtuales en preparación tanto de la presente Asamblea General como para la preparación de la Asamblea Eclesial, así como la publicación “ADN-CELAM”
El Centro de Redes y Acción Pastoral viene brindando el servicio de animación de redes tales como la REPAM, la REMAM, Acuífero Guaraní, CLAMOR, OSLAM
Se ha continuado con la comunicación y coordinación con redes históricas, como la de pastoral juvenil.
Podría decir que hoy hay 3 procesos que vienen marcando el caminar del CELAM:

La Renovación y Reestructuración del CELAM
La Asamblea Eclesial de ALC. Aparecida: “Memorias y desafíos”
La Conferencia Eclesial de la Amazonia.
También queremos compartir esta experiencia con las organizaciones episcopales regionales de otros continentes hermanos, para caminar juntos con el Papa Francisco ‘cum Petro et sub Petro’.

Deseamos que el CELAM sea un centro propulsor de la conciencia discipular y misionera, en tanto referencia vital para la comprensión y profundización de la catolicidad latinoamericana y caribeña.

Y todo ello en espíritu de comunión, colegialidad, sinodalidad en plena sintonía con el Papa Francisco. Todo ello nos da mucho entusiasmo para buscar ser realmente una Iglesia en salida misionera